¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
Primero quisiera puntualizar que el aprendizaje siempre es trivial, es decir: un adjetivo, una cualidad que desarrolla el ser humano. Pues lo trivial es:”Vulgarizado, común y sabido de todos” según el diccionario de la lengua española de la Real Academia Española.
En nuestros saberes, algo “trivial” es algo que no sobresale de lo ordinario y lo común, que carece de toda importancia y novedad. Pero realmente es todo lo contrario, pues el aprendizaje es tan trivial dado el hecho que es común a todos nosotros.
¿Qué si se puede observar y medir?
Por supuesto que se puede observar, pero no con los ojos biológicos que nos dio la naturaleza. No existe un “pensamómetro” así como existe un termómetro. Ver corresponde a nuestros sentidos, observar requiere un salto cognitivo hacia nuestras estructuras cognitivas para elaborar y desarrollar nuestras habilidades de pensamiento de la identificación, la comparación, el análisis o la síntesis.
Medir corresponde a un viejo vicio del ser humano desde mi punto de vista… “siempre queremos medir el tiempo, los cuerpos, las interacciones entre ellos etc,, etc, etc”.
¿Por qué no pensar mejor en valorar el aprendizaje en vez de medirlo?
Medir en todo caso debería ser desde mi punto de vista una “re-valoración” de conceptos, habilidades, destrezas y actitudes.
Si como docentes le “devolvemos el valor” a los alumnos de lo que ellos piensan, dicen y hacen, creo que obtendremos mejores resultados para lograr esa “transformación” por todos deseada de nuestros alumnos.
Yo creo firmemente que el aprendizaje no debe ser medido sino valorado.
Por último, no quisiera despreciar esas “simples preguntas” a propósito de “contenidos cualesquiera”.
Desdeñar la oportunidad de preguntar, sería tanto como negar nuestra propia existencia. Todos nosotros hemos preguntado alguna vez: ¿Por qué el cielo es azul, o por qué el pasto es verde?
Sin meterme en conflictos “Mayéutico - Socratianos” quisiera comentar que “ninguna pregunta es simple”. Así como “los contenidos tampoco son cualesquiera”.
El ejercicio de reflexión y toma de conciencia sobre estos temas propician la acción que tomamos frente a la vida.
En un ejercicio muy humilde sobre lo que es el aprendizaje, comparto con ustedes, que el aprendizaje es como una balanza en donde “se equilibran los conocimientos y la experiencia y el resultado de ese equilibrio conforma nuestra presencia en la sociedad”.
lunes, 9 de noviembre de 2009
Concepciones de Aprendizaje
“Concepciones de aprendizaje congruentes con el enfoque por competencias”
Definitivamente, el aprendizaje por competencias está cimentado en la aglutinación de diferentes teorías y conceptos que a su vez han conformado la nueva corriente de pensamiento llamada Constructivismo.
Este conglomerado recoge las aportaciones de diferentes autores que a su vez se inscriben en algunas corrientes de la psicología cognoscitiva y otras. A saber: el enfoque psicogenético piagetiano y la teoría de los esquemas cognoscitivos, la teoría ausubeliana de la asimilación y el aprendizaje significativo, la psicología sociocultural vygostkiana y algunas teorías instruccionales.
Aunque todo este bagaje teórico tiene diferentes contextos, ellos mantienen un punto de convergencia en donde se destaca “la importancia de la actividad constructivista del alumno en la realización de los aprendizajes escolares” (DIAZ BARRIGA. 1993)
Esta “realización de los aprendizajes escolares” que menciona Díaz Barriga es lo que yo he “casado” con el término de competencias. Entre competir y competer se lleva a cabo el desarrollo de habilidades, destrezas y conocimientos que propician el desarrollo individual y sociocultural tanto de docentes como de alumnos. “Entre la individualización y la socialización se realiza el aprendizaje”.
En la función del docente será necesario engarzar los procesos de construcción del alumno con el saber colectivo culturalmente organizado, debe orientar y guiar explícita y deliberadamente la actividad mental constructiva partiendo de los conocimientos previos que manifiesta el alumno para después “provocar” el desequilibrio cognitivo que confronte al alumno con su realidad y “utilice” las habilidades necesarias para “adaptar” la nueva información y conocimientos a sus estructuras cognitivas y así modificarlas y “actuar” en consecuencia.
Estos saberes deben resultar “significativos” tanto para docentes como para los alumnos, observándolos dentro de estructuras lógicas organizadas (Núcleos temáticos, bloques temáticos y problemáticas situadas) y con una carga significativa que promuevan en ambos, cambios actitudinales a través de la motivación apoyados en el trabajo colaborativo que promueva la reflexión conjunta de las problemáticas comunitarias.
Entre los dos actores principales del proceso de enseñanza aprendizaje (alumno – profesor) se puede construir y en determinado momento “reconstruir” tanto los conocimientos como la experiencia para recuperar el “aprendizaje” del ser humano que se ha acumulado desde hace miles de años.
Definitivamente, el aprendizaje por competencias está cimentado en la aglutinación de diferentes teorías y conceptos que a su vez han conformado la nueva corriente de pensamiento llamada Constructivismo.
Este conglomerado recoge las aportaciones de diferentes autores que a su vez se inscriben en algunas corrientes de la psicología cognoscitiva y otras. A saber: el enfoque psicogenético piagetiano y la teoría de los esquemas cognoscitivos, la teoría ausubeliana de la asimilación y el aprendizaje significativo, la psicología sociocultural vygostkiana y algunas teorías instruccionales.
Aunque todo este bagaje teórico tiene diferentes contextos, ellos mantienen un punto de convergencia en donde se destaca “la importancia de la actividad constructivista del alumno en la realización de los aprendizajes escolares” (DIAZ BARRIGA. 1993)
Esta “realización de los aprendizajes escolares” que menciona Díaz Barriga es lo que yo he “casado” con el término de competencias. Entre competir y competer se lleva a cabo el desarrollo de habilidades, destrezas y conocimientos que propician el desarrollo individual y sociocultural tanto de docentes como de alumnos. “Entre la individualización y la socialización se realiza el aprendizaje”.
En la función del docente será necesario engarzar los procesos de construcción del alumno con el saber colectivo culturalmente organizado, debe orientar y guiar explícita y deliberadamente la actividad mental constructiva partiendo de los conocimientos previos que manifiesta el alumno para después “provocar” el desequilibrio cognitivo que confronte al alumno con su realidad y “utilice” las habilidades necesarias para “adaptar” la nueva información y conocimientos a sus estructuras cognitivas y así modificarlas y “actuar” en consecuencia.
Estos saberes deben resultar “significativos” tanto para docentes como para los alumnos, observándolos dentro de estructuras lógicas organizadas (Núcleos temáticos, bloques temáticos y problemáticas situadas) y con una carga significativa que promuevan en ambos, cambios actitudinales a través de la motivación apoyados en el trabajo colaborativo que promueva la reflexión conjunta de las problemáticas comunitarias.
Entre los dos actores principales del proceso de enseñanza aprendizaje (alumno – profesor) se puede construir y en determinado momento “reconstruir” tanto los conocimientos como la experiencia para recuperar el “aprendizaje” del ser humano que se ha acumulado desde hace miles de años.
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aprendizaje,
competencias,
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