“MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA”
ENTRE LA DOCENCIA Y MI PROFESIÓN
Mi profesión de origen no estaba muy clara cuando debía estudiar en la universidad, tenía claro el hecho que mi vocación era de servicio, y al menos el área de humanidades podía satisfacer un poco esa misión aunque no veía claramente una licenciatura que cumpliera mi visión.
Como muchos alumnos que van a ingresar a la educación superior, no contaba con información acerca de las licenciaturas, no sabía que es eso del perfil del egresado, ni las áreas de acción en la sociedad en donde incidir, mucho menos escoger varias opciones en la solicitud de ingreso. Así que el día que me tocó llenar la solicitud inscribí Psicología como primera opción y ninguna otra en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco. Tampoco sabía que existía esa universidad, ni el significado de la palabra “autónoma” en fin era un chamaco perfectamente ignorante en muchas cosas (creo que aún lo sigo siendo en muchas otras jajaja).
El tránsito por la universidad para mí fue precisamente eso “un paseo por el universo”, y del cual tengo muy gratos recuerdos.
La docencia para mí siempre fue una opción, ya que recuerdo con mucho cariño figuras de maestros que con mucha entrega realizaban su tarea. Maestros que recuerdo desde la infancia hasta la educación superior, modelos para mí no sólo como profesores sino como personas. Puedo decir que la docencia para mí encajaba perfectamente en mi vocación de servicio y fue apenas hace ya casi diez años que recibí una “invitación” para participar como docente en el Colegio de Bachilleres. Yo no conocía la organización y pensaba incluso que era un apéndice del I. P. N.
Desde un inicio me gustó trabajar con jóvenes, sobre todo porque veía que muchos profesores ya no les daban la atención que muchas veces demandan sin decirlo, finalmente joven yo también pude comenzar a adentrarme en ese “gran misterio” llamado adolescencia.
Estoy muy agradecido con el Colegio pues ofrece muchas oportunidades de formación y actualización docente a través de muchos cursos que imparte, ya sea en el área psicopedagógica, o en los campos disciplinario y complementario.
He tenido la oportunidad de desempeñarme además en algunos puestos administrativos, lo que me ha permitido acrecentar mi conocimiento de la organización, esto junto con la labor docente me permite sentirme orgulloso de pertenecer al Colegio de Bachilleres.
La paga no es muy buena, pero en este “negocio” de la educación, las políticas implementadas por los gobiernos: federal y estatales no contemplan ya que la educación sea una institución pilar sobre el cual se sostiene en gran medida cualquier sociedad. Triste realidad.
Para mí ser docente de la educación media superior es una oportunidad de colaborar con el desarrollo individual y social de personas que posteriormente serán ciudadanos con un carácter formado.
ENTRE LA DOCENCIA Y MI PROFESIÓN
Mi profesión de origen no estaba muy clara cuando debía estudiar en la universidad, tenía claro el hecho que mi vocación era de servicio, y al menos el área de humanidades podía satisfacer un poco esa misión aunque no veía claramente una licenciatura que cumpliera mi visión.
Como muchos alumnos que van a ingresar a la educación superior, no contaba con información acerca de las licenciaturas, no sabía que es eso del perfil del egresado, ni las áreas de acción en la sociedad en donde incidir, mucho menos escoger varias opciones en la solicitud de ingreso. Así que el día que me tocó llenar la solicitud inscribí Psicología como primera opción y ninguna otra en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco. Tampoco sabía que existía esa universidad, ni el significado de la palabra “autónoma” en fin era un chamaco perfectamente ignorante en muchas cosas (creo que aún lo sigo siendo en muchas otras jajaja).
El tránsito por la universidad para mí fue precisamente eso “un paseo por el universo”, y del cual tengo muy gratos recuerdos.
La docencia para mí siempre fue una opción, ya que recuerdo con mucho cariño figuras de maestros que con mucha entrega realizaban su tarea. Maestros que recuerdo desde la infancia hasta la educación superior, modelos para mí no sólo como profesores sino como personas. Puedo decir que la docencia para mí encajaba perfectamente en mi vocación de servicio y fue apenas hace ya casi diez años que recibí una “invitación” para participar como docente en el Colegio de Bachilleres. Yo no conocía la organización y pensaba incluso que era un apéndice del I. P. N.
Desde un inicio me gustó trabajar con jóvenes, sobre todo porque veía que muchos profesores ya no les daban la atención que muchas veces demandan sin decirlo, finalmente joven yo también pude comenzar a adentrarme en ese “gran misterio” llamado adolescencia.
Estoy muy agradecido con el Colegio pues ofrece muchas oportunidades de formación y actualización docente a través de muchos cursos que imparte, ya sea en el área psicopedagógica, o en los campos disciplinario y complementario.
He tenido la oportunidad de desempeñarme además en algunos puestos administrativos, lo que me ha permitido acrecentar mi conocimiento de la organización, esto junto con la labor docente me permite sentirme orgulloso de pertenecer al Colegio de Bachilleres.
La paga no es muy buena, pero en este “negocio” de la educación, las políticas implementadas por los gobiernos: federal y estatales no contemplan ya que la educación sea una institución pilar sobre el cual se sostiene en gran medida cualquier sociedad. Triste realidad.
Para mí ser docente de la educación media superior es una oportunidad de colaborar con el desarrollo individual y social de personas que posteriormente serán ciudadanos con un carácter formado.
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